Al cabo de pocos meses, pese a su timidez todavía muy arriesgada, Ulises tuvo ya la suficiente confianza con aquella familia como para entrar en la cocina, situada detrás de la barra y levantar la tapa de la cacerola donde se estaba cociendo cualquier guiso. La señora Roseta le explicaba lo que iban a comer ese día. En la olla hervía un espinazo,un hueso de jamón,el tocino y los garbanzos. Después le añadiría las patatas y media morcilla
Manuel Vicent
Son de mar
No hay comentarios:
Publicar un comentario